PENSAR SEGURO. SER SEGURO. CONTAGIAR SEGURIDAD
Una de las más celebradas frases de Albert Einstein reza que “Solo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez, y no estoy seguro de la primera de ellas”.
Me ha sido casi imposible encontrar una empresa que no le de la más alta importancia al tema de la seguridad y la salud de sus colaboradores. Es casi unánime la definición de que no hay objetivo a cumplir que justifique un riesgo de accidente, sea cual fuere su gravedad.
Sucede que esta visión ejemplar desde los principios, valores o pilares de una compañía se enfrenta diariamente con la reflexión de Einstein: lidiar con la infinita estupidez con la cual los seres humanos encaramos ciertas actividades.
Todas las conductas inseguras tienen disparadores, muchos de los cuales parten de una “intención positiva” (no quiero llegar tarde, por ejemplo). Todas las conductas inseguras generan consecuencias, algunas de las cuales no son negativas (llegué a tiempo, por ejemplo). Pero ¿qué puede ocurrir al exponernos al riesgo? (excedí la velocidad máxima para lograrlo, por ejemplo). Simplemente no pensamos en ello. O nos decimos: “Soy bueno manejando rápido”, por ejemplo. Estupidez humana que, a veces y con suerte, toca reflexionar en el hospital.
Ya habrá comprendido que no se trata de ser estúpido sino de actuar estúpidamente. La prisa, el objetivo, la presión propia o de otros, la distracción y una larga lista de disparadores son quienes habitualmente alimentan los reportes de accidentes.
Liderar una nueva forma de pensar seguros ha sido una actividad que dejó una formidable experiencia para mí y para quienes participaron de la misma en diferentes contextos: lejos de puntualizar las normas, procedimientos, sistemas o uso de elementos de protección personal, se centra en los comportamientos, actitudes y motivadores que pueden llevarnos a pensar seguro y actuar en consecuencia.
¿Se puede pasar de la situación en que las personas cumplen las normas vigentes a un contexto en el que se comprometan con la seguridad y la salud propias y las de los que trabajan a mi lado?
He comprobado que se puede. Es cuestión de convencerse que estupidez es actuar sin pensar seguros.
Máximo Salvi
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