Tiempos Violentos (Parte I)
Ya no es novedad que la empresa tenga una mayor y más especializada preocupación respecto de la Administración de su recurso humano. De hecho, lo que antaño podría haberse visto como un “romanticismo” hoy es una necesidad imperativa. Atrás quedaron los tiempos en que las fiestas de fin de año o de aniversario de la empresa se percibían como una dádiva para el trabajador, así como los regalos navideños, algún que otro aguinaldo o un reloj de despedida ante un retiro, todo lo cual se quiera o no a este último le hacían tener un sentido de identidad o pertenencia. Hoy se requiere mucho más que eso para definir cuál puede ser una adecuada gestión en el manejo de los trabajadores. Es más, la evidente preocupación por este tema lo ratifica la declaración ya universalmente reconocida que el personal es el recurso fundamental para la consecución de objetivos de la empresa. También, el creciente número de estudios y publicaciones al respecto, ya sea en términos específicos o generales dentro de la inmensa gama de acciones del recurso humano, ratifican que la conducta del trabajador está motivada por razones bastante más amplias que la mera remuneración. Naturalmente, el que esto se refleje en acciones concretas por parte de la empresa, es materia de la verdadera convicción o no que ella tenga al respecto, pero ello no disminuye la importancia del recurso humano, ya generalmente aceptada por todos los actores principales intervinientes en la empresa, fundamentalmente los propietarios.
La Administración de Personal parte del principio básico de que las personas constituyen el recurso más importante de una organización, pero este concepto se entiende mejor si se considera que responde a elementos tales como un conjunto de conocimientos desarrollado, sobre todo en los últimos cien años y mayormente después de la Segunda Guerra Mundial, alcanzando ya ribetes de especialización en tiempos actuales de economías de libre mercado a nivel global, matices más, matices menos. Podríamos también señalarla como la expresión de una filosofía o de un sistema de valores o, por último, a un conjunto de técnicas, métodos y procedimientos mediante los cuales estos puntos de vista se llevan a la práctica para responder a su esencia. Por otra parte la podríamos definir, más técnicamente, como la forma equilibrada, planificada, práctica y evaluable para seleccionar, utilizar y desarrollar las posibilidades de los empleados, inspirada en varias disciplinas relacionadas, entre ellas, la psicología, la sociología, la antropología, el derecho, la economía, la pedagogía y la ingeniería industrial. Ahora, la función de la administración de personal dentro de la organización evidentemente ha ido cambiando desde una simple responsabilidad inicial de llevar registros, hasta la administración completa de los recursos humanos, tanto en su asignación como en su utilización.
En mercados más industrializados hasta antes de la Segunda Guerra Mundial no habían muchos análisis especializados en este aspecto, pero con el desarrollo de este infausto evento, fundamentalmente en USA, la industria de la guerra obligó a abordar estudios más elaborados acerca del papel del recurso humano en la empresa, considerando la escasez de mano de obra por aquel entonces y por lo cual uno de los principales problemas surgentes y que adquirió mayor relevancia fue la mantención o retención de los empleados en sus puestos de trabajo con todo lo que ello conllevó, lo que si bien obedeció a hechos circunstanciales de aquel entonces, hoy en día ha adquirido plena vigencia en el escenario actual de competitividad global de los mercados y empresas, considerando lo que representa el envejecimiento de la población y su repercusión, aspectos que trataremos en otra publicación.
Debemos recordar que no hace más de 50 años dentro de lo que se concibió inicialmente como “responsabilidad social de la empresa” uno de los ejes fundamentales a los cuales se debía responder era al recurso humano, estableciendo una obligación primordial que era “remunerar adecuada y oportunamente” al mismo. Sólo como ilustración indico que en este aspecto de responsabilidad social se involucraba exclusivamente a otros 4 actores que eran los propietarios, los clientes, los proveedores y el medio ambiente, concepto este último el cual ha adquirido mucha mayor notoriedad habiéndose incluso promulgado leyes regulatorias para su cumplimiento, todo lo cual habla de que estos estudios respondían a lo que en ese momento se presumía era lo relevante. Sin embargo, sabemos que hoy todo ello es absolutamente insuficiente pues cada uno de estos actores ha sido ampliamente analizado y su temática desarrollada para llegar a lo que hoy conocemos, temas que seguramente irán siendo modificados a futuro para responder a la evolución de necesidades y mercados.
Carlos Jimenez Zambrano
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