Presentaciones efectivas
Toda persona que se desenvuelve en el mundo de la empresa, ha tenido o tendrá muy pronto, la exigencia de hablar en público, hacer una presentación e intentar persuadir a una audiencia en un auditorio que puede ser pequeño, mediano o muy numeroso. Es así, como el manejo adecuado de ciertos conocimientos y estrategias básicas de comunicación pueden convertirse en una poderosa herramienta al servicio de objetivos personales, corporativos o de negocios.
No se puede suprimir el nerviosismo, pero sí canalizarlo y emplear la adrenalina del momento a su favor.
El contacto visual y las pausas son los frenos que necesita aprender primero.
Un buen presentador, establece un buen contacto visual y hace pausas durante su presentación, evitando “correr” con lo que dice.
Las personas se impactan más por lo visual. Si hay contacto visual las personas sienten cercanía y se traduce en un gesto amistoso, creando un clima de confianza.
La postura corporal y los gestos que acompañan nuestra presentación: ademanes específicos y no gestos inútiles.
El entusiasmo con que se transmite un mensaje: ser aburrido es un pecado en una presentación.
Las ayudas visuales: una imagen vale más que mil palabras.
El escenario: el presentador debe ser el punto de atención, no la pantalla.
Nuestro público: conocer quiénes van a ser nuestros interlocutores.
Cómo manejar las preguntas y respuestas: animar al público a realizar preguntas.
También no hay que olvidar cómo nos comunicamos, lo hacemos en un 55% a través del lenguaje corporal, 38% de acuerdo a la forma y el tono de voz y en un 7% de manera verbal (palabras).
Toda persona puede potenciar el impacto de su presentación, mejorar o desarrollar sus capacidades de hablar frente a un grupo de personas, captar su atención y el interés del público objetivo, y tener capacidad de influencia si combina todos estos elementos y está atento a ponerlos en práctica.
Lic. Clara Misrahi
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