¿Mejor espero a que me digan cómo hacemos?
El contexto en el que vivimos es inédito. Dentro de “vivimos” están incluidos aspectos de la vida laboral, tales como “producimos”, “atendemos”, “procesamos”, “organizamos” y muchos etcéteras más.
Casi ninguna organización estuvo preparada para la contingencia actual, con lo cual – ante la obvia falta de planificación – se aplicaron diversas improvisaciones de urgencia (y en ciertos casos de pura supervivencia).
Estas acciones sobre la marcha suelen ser fruto de las decisiones de los responsables de cada proceso o función en una organización. Eso es lo que corresponde en una empresa.
Lo que puede ser mucho más crítico para el resultado de esas decisiones, es que esos líderes deban tomarlas sin los aportes de quienes están involucrados en su implementación.
Si en vez de esperar a que digan qué o cómo hacer las tareas, cada uno adopta la actitud de hacer propuestas, plantear ideas, posibilidades y limitantes es muy posible que el líder cuente con un escenario más completo para finalmente acordar y decidir.
En mi experiencia, las personas apoyan lo que ayudan a construir porque se sienten parte de ello. La tarea de los líderes de involucrar al equipo en el planteo de soluciones no es solamente empoderarlo, es inclinarlo a que evolucione desde el cumplimiento hacia el compromiso.
Podría decirse que es menos trabajoso decidir en base a la propia experiencia que escuchar a los demás. En ese sentido no hay que olvidar que, en tiempos de cambios urgentes, la experiencia puede ser el peor enemigo.
Seguramente has descubierto que los demás ya saben cómo quejarse. Ayúdalos a entender que la mejor estrategia para todos es proponer.
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